La preocupación por el medio ambiente es reciente. Primavera silenciosa de Rachel Carson publicado en 1962 es considerado un hito fundacional. De gran influencia en la opinión pública, sus ideas comienzan a cristalizar en las siguientes dos décadas a través del movimiento ecologista. A comienzos de los 70 y en el marco de los movimientos contraculturales, personas dispersas por distintos lugares de América del Norte decidieron unirse para tratar de crear una cultura y un estilo de vida haciendo eje en la tierra. Por esos años, recuerda Peter Berg, “el movimiento ecologista, tal como se había desarrollado hasta entonces, era completamente inadecuado para abordar los problemas subyacentes que la sociedad industrial produjo en la biosfera. Limpiar después de desastres cada vez más grandes no evitaba que ellos volvieran a ocurrir. La única manera de lograr prevenirlos era reestructurar la forma en que la gente satisfacía sus necesidades materiales básicas y se relacionaba con los sistemas naturales de los que dependía en última instancia su propia supervivencia”.
Las “biorregiones”, en un primer momento, designaron regiones cuyos límites podrían estar determinados por propiedades naturales como las comunidades de plantas y animales nativos, el clima, las formas del relieve y el tipo de suelo. El término aparentemente se originó en investigaciones de las ciencias naturales alemanas del siglo XIX con la finalidad de mapear biorregiones como base para la conservación. “Ecorregión” es un término similar principalmente desarrollado a nivel gubernamental para catalogar los recursos naturales y ayudar en su gestión a nivel regional. La ecorregión y la biorregión se parecen en que la delimitación de ambas se basa en características fisiográficas y bióticas. Sin embargo, los aspectos culturales del biorregionalismo lo distinguen del propósito más objetivo de la definición de ecorregión.
La idea biorregional fusiona dos componentes: humanos y naturaleza. Articulada a partir del diálogo entre el ecólogo Raymond Dasmann, el poeta Gary Snyder y el activista Peter Berg, la noción va más allá de designar una región en función de sus características naturales. Configura una forma de vida, un modo de estar en el mundo, un deseo de reconectar a la gente con la naturaleza. Las biorregiones también tienen implicancias políticas radicales al rebasar las fronteras existentes entre países o estados provinciales (a menudo líneas rectas impuestas a la tierra independientemente de sus propiedades naturales) para identificar territorios o áreas de gestión de conservación en sintonía con el hábitat, tipos y sistemas naturales. Pensar las biorregiones es mucho más que una forma de clasificar y conservar áreas naturales en términos científicos o desarrollar conceptos e información a nivel académico y de agencia. Desde la perspectiva de Berg, el concepto incluye a las personas y su cultura habitando una geografía de una manera ecológicamente restauradora.
A la pregunta por el territorio que habitamos, desde el biorregionalismo responden con otra mucho más inquietante ¿te habita el territorio? La biorregión es un modo de volver a conectar con las tramas de la vida. Para revertir el daño ambiental es necesario cambiar la cultura y la conciencia, haciendo que la sociedad pase de un modelo industrial de relación humana con la biosfera a un modelo ecológico. De ahí que la noción de biorregión se encuentre en relación directa con la de “rehabitación” entendida como práctica de arraigamiento a la tierra, al lugar al que se vive y de respeto por los demás seres vivos. Estos principios no son nuevos. Están presentes en los modos de habitar de los pueblos indígenas que todavía conviven ensamblados en un ecosistema o que todavía recuerdan cómo era la vida en ellos. Un gran número de personas que promueven ideas y valores compartidos por los biorregionalistas nunca han escuchado el término “biorregión”.
La idea de vivir en arraigo con la tierra no significa que la visión biorregional sea una perspectiva localista o provinciana. Muy por el contrario, desde sus inicios, la biorregión asumió la dimensión planetaria como un horizonte de vida y de trabajo buscando promover la conciencia de que las diversas culturas encajan con las características únicas en los sistemas naturales donde viven.
En 1973, Peter Berg, Judy Goldhaft y otros crearon la Fundación Planet Drum, que a lo largo de los años actuaría como un firme defensor de las ideas y la organización biorregionales. Al mismo tiempo, desarrollaron un medio para ayudar a formar una red a partir de un número grande y diverso de grupos similares en otras partes del planeta cuyo compromiso con su lugar iba mucho más allá de la conciencia gubernamental convencional. El grupo publicó Bundles, “paquetes” o sobres que contenían piezas impresas por separado que reflejaban un tema común, pero cada una de las cuales también podía valerse por sí sola. El contenido de cada paquete variaba. Ellos podían incluir artículos, mapas, carteles, fotografías, un calendario e incluso un trozo de tela. Originalmente se esperaba que la publicación pasara de un grupo a otro, pero quedó claro que era necesario coordinar su producción y distribución.
Desde una perspectiva biorregional, el agua constituye el ingrediente esencial para la vida. Las cuenca hidrográficas son el principal diseñador de los patrones de vida a su alrededor y uno de los temas de mayor urgencia del siglo XXI. Profundamente inspirado en el biorregionalismo de Peter Berg, el artista y activista Brian Holmes aconseja comenzar por mirar la cuenca donde vivimos. Desde hace más de diez años, Homes junto a Alejandro Meitin vienen explorando las cuencas hidrográficas entendidas como laboratorios de gobernanza. Los primeros resultados tomaron la forma de un mapa doble y un archivo multimedia titulado Living Rivers/Ríos Vivos, que compara la Cuenca del Plata con la del Mississippi. Ambos mapas enfocan el cambio acelerado del uso de la tierra provocado por el fenómeno de los granos genéticamente modificados sembrados en interminables campos de monocultivo y rociados desde el aire con glifosato. Artísticamente, el trabajo cartográfico combina la experiencia encarnada, la experimentación social, el compromiso político y la ciencia de los sistemas terrestres, expresados a través del vector de sistemas de información geográfica aumentados por archivos multimedia y narrativas escritas. Living Rivers/Ríos Vivos es un primer paso hacia la representación de la ecología política. Es un intento de ayudar a instituir un nuevo imaginario de administración ecológica desde la perspectiva inaugurada por el concepto de biorregión.
Referencias:
The Biosphere and the Bioregion. Essential Writings of Peter Berg, Edited By Cheryll Glotfelty. Londres-NY: Routledge, 2015.
http://www.ecotopia.today/riosvivos/mapa.html
Holmes, Brian. “The Watershed in Your Head. Mapping Anthropocene River Basin” en Anthropocene Curriculum